Conforme crecemos, los miedos también lo hacen en igual o mayor magnitud, y eso señores, eso es horrible. Tener miedo es lo contrario a ser felices. De hecho, Eduardo Punset define a la felicidad como la "ausencia de miedo".
¿A qué le tenemos miedo? A muchas cosas: A equivocarnos y al reproche (quizá más al que hacemos nosotros mismos sobre nuestra persona). A decir "te quiero" y no ser correspondidos. A saber la verdad. A lo impredecible del mañana, a que no sepamos vivir el ahora y a que la parte desastrosa del pasado se repita. A la muerte, a la enferemedad, incluso a que las cosas vayan perfectas porque "es un augurio de que tarde o temprano la vida dará un giro, se burlará y regresará la tragedia".
Le tememos, incluso, a preguntar. Nos creamos diversos argumentos mentales para no hacerlo. Desde mi punto de vista estas son los principales:
Ofender al cuestionado(a) por una posible indiscreción.
Parecer ignorantes.
Conocer la verdad.
Quizá haya más (si tienen alguna pueden comentar), pero esas son de las que podría hablar. ¿Por qué? ¡Pues por el simple hecho de que yo misma he pasado por ellas!.
Pero ¿Saben? Así como me he detenido por alguna de estas razones, también las he abatido, he tomado valor y he preguntado. Y...ha sido bueno. Por que he conocido la verdad y me he dejado de suposiciones tormentosas.
Preguntar es lindo si sabes hacerlo y si sabes recibir la contestación. Por ahí leí una frase que iba algo así como "No preguntes nada de lo que no estés dispuesto a escuchar la respuesta ".
Es cierto, quizá si preguntamos demasiado podemos vernos desesperadamente "metiches". La línea entre intromisión y hambre de verdad puede ser muy tenue. Además, culturalmente hemos aprendido a ser discretos y reservados, pero no nos damos cuenta de que podemos ahogar nuestro derecho a la verdad.
En fin, desde mi propia experiencia, puedo decirles que así como me he arriesgado a parecer "intrusa" y a recibir respuestas que no quiero, también han resultado cosas muy buenas tras haber preguntado, como el surgimiento de experiencias y oportunidades que de otra forma se hubieran mantenido dormidas.
¡Quien sabe! Quizá me he perdido muchas situaciones que probablemente estaría disfrutando hoy si ayer hubiera preguntado. Quizá me he perdido de tranquilizantes mentales resultado de conocer la verdad y de dejar el auto tormento psicológico.
Por eso me propuse preguntar, saber y dejar de suponer. A veces, cuando conocemos una respuesta, nuestras concepciones dan un giro y nuestro rumbo también. Juicios que habríamos mantenido sin saber su certeza, se desvanecen. Dejamos de engañarnos, de crear ilusiones y enredos. Nos transformamos aunque sea en un grado menor, pues cuando incorporamos una nueva verdad a nuestro ser ya no somos los mismos.
En fin personas, les dejo algo de Miguel Ruiz, y aprovecho para recomendar su libro "Los 4 acuerdos".
"Siempre es mejor preguntar que hacer una suposición, porque las suposiciones crean sufrimiento (...) La manera de evitar suposiciones es preguntar. Asegúrate de que las cosas te queden claras. Si no comprendes alguna, ten el valor de preguntar hasta clarificarlo todo lo posible, e incluso entonces, no supongas que lo sabes todo sobre esa situación en particular. Una vez escuches la respuesta, no tendrás que hacer suposiciones porque sabrás la verdad. Así mismo, encuentra tu voz para preguntar lo que quieres".¡Saludos a todos y hasta la próxima! :D
Me parece muy interesante el libro, lo leeré seguro, y gracias por recomendarlo y por poner el link, sino quien sabe cuando lo hubiera encontrado... Yo también he pasado por algunas de esas situaciones, pero ya hace un tiempo que decidí que no tiene nada malo preguntar, y simplemente lo hago porque no lo se todo. Me ha gustado mucho esta entrada, porque te deja pensando.
ResponderEliminarBesos ♥
Gracias por tu comentario, es un gusto enorme encontrarme con uno tuyo al entrar a blogger. Y eso es bueno, saber que lo que escribo tiene algún efecto, aunque sea pequeño,en alguien más. Saludos! :D
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