Tienes razón, actúo distinto cuando estamos con alguien más, y eso no es justo para tí. Debes saber que en este momento mi seguridad no se encuentra muy bien, tengo ideas y recuerdos que me orillan a desconfiar para evitar ser lastimada. Siento como si me hubiera perdido a mí misma y extraño una parte de mí que se fue atenuando con el tiempo hasta cambiar al punto de llegar a sentirme superficial, ignorante, frívola y cínica. La otra parte de la que te hablo es la que quiero recuperar y reinventar, porque es la que yo quiero ofrecer al mundo y a ti. No mereces ser afectado en ese proceso de cambio y reencuentro. Los dos sabemos algo: ambos tenemos cosas que arreglar. Pienso que lo mejor es dejarnos solos un rato; solos pero acompañados, pues, al menos de mi parte, podrás seguir contando conmigo independientemente de cualquier cosa.
Sé que tu tampoco crees que te quiera. Antes de que refuerces esa idea, debo decirte varias cosas. La primera: la carta que te dí es la mínima parte de todo lo que he escrito pensando en ti. Con el tiempo irás conociendo cada uno de esos escritos, desde el primero hasta el último. Segunda cosa que tengo que decir: algo que no sabes de mí es lo mucho que me cuesta decir "te quiero" y "perdón", sin embargo lo primero te lo he dicho sinceramente y lo segundo te lo digo justo ahora de la misma manera. Tercera cosa: Soy extraña y te lo dije, quizá con el tiempo conozcas más de eso. Jamás me había pasado esto y espero que comprendas que en ocasiones no tengo idea de qué es lo que debería hacer. Aunque no lo parezca en lo profundo de mí tengo ideas que otras personas no entenderían, no me gustan los clichés sociales ni las etiquetas, me gusta la libertad, me gustan las mentes abiertas, soy más sencilla y menos exigente de lo que parezco, me agrada ser diferente, suelo reírme de la frivolidad de la gente, soy muy tranquila pero también muy loca, a veces me sorprende mi contrariedad. Me he vuelto un poco fría e indiferente, pero cuando quiero en verdad algo, se lo demuestro, incluso con tintes de romanticismo; pero para todo debo tomar mi propio tiempo, y eso puede desesperar a las personas.Suelo ser muy simple, ya no me complico -tanto- la existencia. Estoy sumamente consciente de que tengo ideas geniales y filosofías increíbles sobre la vida, pero también me doy cuenta de que no las materializo, me inmovilizo, me conformo, y eso no es nada bueno. ESA es la parte de mí que quiero reconstruir, recrear.
Ah, otra cosa, me cuesta pedir ayuda y de manera recurrente sostengo que únicamente yo puedo solucionar lo que me pasa. No desprecio el apoyo de nadie, pero en cuanto puedo retomo mi camino con independencia. Es por ello que quiero hacer esto sola, pero sabiendo que igual puedo contar con alguien, como mera compañía. Específicamente hablo de ti. Claro que tu no estás obligado a nada, ni a quedarte, ni a escuchar, a nada. Los digo sin ser irónica. Es hora de levantar el vuelo.
¿Sabes qué creo que pasa? Ambos somos unos sensibles que valoramos mucho al otro. Cualquier detalle que se salga de nuestro círculo de acuerdos implícitos nos altera. Nos creemos inmerecedores. Nos duele un poquito más. Perdemos la objetividad.
De algo me he dado cuenta: la medida en la que aprecias a alguien determinará la intensidad de las emociones hacia esa persona, sena "buenas" o "malas" (Bien dicen que "del odio al amor sólo hay un paso" - y viceversa-). Cuanto más quieras a alguien, más te afectará la ruptura o el agrietamiento de ese círculo creado por ambos, en ocasiones, aunque el asunto no sea tan grave como parece.
Diciembre ´13
No hay comentarios:
Publicar un comentario