sábado, 30 de noviembre de 2013

Sentimientos en directo

¿Por qué? ¿Por qué esta sensación?... Impotencia.
¿Alguna vez han sentido que el aire se les va? La causa: o él está cerca de ti o se va. Esa sensación de vacío, tan extraña. Ese temor inconsciente de que la historia se repita. Regresiones desagradables y dudas, dudas, más dudas. Bien dicen que el conocimiento amplio nos orilla, si bien, a saber, también a plantearnos más preguntas.
¿Seré yo la acomplejada? ¿La que se hace menos y se aparta? Es esa inseguridad que vuelve aunque no tenga razón aparente de ser. O algo parecido a los días posteriores a tratar de cerca (mucho más cerca) a alguien. Cierta incomodidad ¡Claro! los seres humanos no estamos tan acostumbrados a intimar con los demás, cuando lo hacemos nos sentimos desnudos.
Es tan extraño. De nuevo los pasos se vuelven de concreto y van acompañados de suposiciones sobre probables vistas asechantes (quizá sea imaginario). Tengo esa sensación de que él se va, se va como otras veces y llega a un lugar donde puede estar mejor, o según lo que platicó, peor.
Es una lástima, una verdadera lástima que yo aún siga sin poder decir con libertad lo que siento y quiero, pues aunque lo defienda mentalmente a veces mis acciones dicen lo contrario, y me importa demasiado el qué dirán, y me cubro, y me protejo pero también me acorazo.
Quisiera tener el coraje de decirlo todo, sin más ni menos. Pero ahora, bajo esta situación que de alguna manera comprueba mis teorías y mis intuiciones antes ignoradas, el peso continua y quizá se acrecenta. El hecho de creer en alguien, en su bondad interna, puede hacerte débil ante aquellos que creen saberlo todo y juzgan si conocer el trasfondo. Parece que quisieran proclamar su verdad como absoluta. Mientras tanto, tu te inmovilizas por el temor de ser tachada de crédula, e incluso de tonta. ¿Será esto una prueba? Fortaleza, valor, coraje. Recuerdo que en una investigación de Eduardo Punset mencionaron que en ocasiones -en muchas ocasiones- es más válida una sola gran razón que muchas otras.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Esta serie de sucesos en los que llego y no encuentro, en los que llego a destiempo y espero cosas que no pasan.
Debe ser una señal, una malévola señal; una que, sin embargo, anuncia el cambio.
Esta tristeza y ese saber perfeccionado de como ocultarla -u olvidarla por un rato- es síntoma de un mejor porvenir, quizá el cierre de ciclo que tanto he aguardado.
Pero ¿Cómo saber si es así? Si el que supuestamente se cerró en el pasado, con otro individuo, no lo he comprobado.
¿Se habrá terminado ese asunto definitivamente? ¿Cómo saber si este terminará?